¿Por qué los cuentos les gustan tanto?

“Los cuentos les permiten ensayar la vida, reinventarla e imaginar un mundo a su medida”

Los cuentos que propongo los he elegido porque son los que mejor respuesta han obtenido por los niños, son los que más veces me han pedido contar y los que más han abierto sus ojos. Todos tienen varias cosas en común entre ellos y todos siguen la línea de los grandes cuentos clásicos. Estos cuentos avanzan de manera muy similar a cómo ellos experimentan el mundo, les permiten fantasear con lo que harían ellos en una u otra situación. El niño de estas edades acaba de reconocerse como personita independiente, tiene un gran batiburrillo emocional y sentimientos encontrados (ser mayor-ser pequeño). Los cuentos le permiten ensayar la vida, reinventarla e imaginar un mundo a su medida. Esto le reconforta y seguriza enormemente. Como escribió Martín Garzo: “Un cuento es una guarida, un nido. No sólo son una enseñanza acerca del mundo que les ha tocado vivir, sino un lugar de sosiego, de cobijo, de calma.” O cómo dice Elena Fortún: «Lo más difícil en esta vida, es saber vivir, y precisamente es a eso lo que enseñan los cuentos, a saber vivir». 

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Foto: Luis Teodoro Sanz Martín

Dejan la opción de imaginar al niño como aplicar la historia a su propia historia personal, a su manera de ver y sentir la vida. Según el psicoanálisis en los cuentos de hadas se dramatizan los conflictos básicos del ser humano, en su fase de crecimiento, y ésta es la razón de que los niños deban escucharlos. Gracias a ellos verán reflejados los grandes dramas de su corazón y aprenderán a elaborar estrategias para superarlos.

Experimentan un gran placer identificándose con los protagonistas y con la historia, sienten y padecen de manera muy empática con los personajes. Identificación que les hace sentirse partícipes de este mundo de adultos. Los cuentos son el punto de encuentro entre mundo interno y externo, entre realidad y fantasía, entre el mundo de los mayores y el de los niños. La identificación se hace aún más fuerte debido a su momento evolutivo. Fruto de su egocentrismo los niños pasan la realidad por la óptica del animismo, por la cual tienden a dotar de vida, de sentimientos y actitudes como los suyos a cosas y sobre todo a animales.

Por otro lado, el cuento nunca juzga al niño, está ahí, con el único objetivo de disfrute. «Utilizar los cuentos para aleccionar a la infancia es semejante a hacer un hoyo en la tierra con un reloj de oro» (Gianni Rodari). «Moraleja, esa terrible sentencia final que llena de desencanto los corazones infantiles» (Elena Fortún). También descubrirán que tales conflictos no son exclusivos suyos, sino que son propios de toda la humanidad, escuchando los cuentos en grupo, se ven reflejados en sus compañeros, disfrutan mucho de la emoción colectiva y de ver que al de al lado, le pasa lo mismo por dentro. El placer compartido siempre sabe mejor.

Con los cuentos se implican mucho afectivamente porque saben que todos tienen un final feliz. El final feliz tiene una función integradora, reconfortante y reunificante. De recuperación de la felicidad perdida en la historia. En donde normalmente los protagonistas más pequeños y débiles con ingenio y astucia vencen a la adversidad.